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Miren a Abrahán, su padre,
a Sara, que los trajo al mundo;
era uno solo cuando lo llamé,
pero lo bendije y multipliqué.
El Señor consuela a Sión,
consuela a todas sus ruinas;
transformará su desierto en Edén,
su desolación en jardín del Señor;
en ella habrá gozo y alegría,
acciones de gracias y cantos.
¡Escúchame, pueblo mío!
¡Préstenme atención, gente mía!
Sale de mí una instrucción,
mis normas son luz de los pueblos.

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